miércoles, 26 de octubre de 2011

LA MUERTE FÍSICA,TRANSICIÓN O REGRESO

LA MUERTE FÍSICA,TRANSICIÓN O REGRESO

La muerte física en la mayoría de los Seres Humanos es aterradora,todos tememos el momento de llegar a ella.Esto se debe a que nadie nos ha sabido expicar sabiamente lo que ese estado o transición es realmente para todos nosotros.Yo misma hace muchos años le hice un poema a la muerte pues sentía terror por ella.
Dice así:

Te llergues, silenciosa,
en un mundo de tinieblas,
a muchos causas penas
al llevarte Almas buenas,
al dolor le das cabida
en los corazones con vida
y el clamor calmas,serena,
del que en vida vive en pena.

Oh,muerte pretenciosa,
no te asomes a mi vida,
pues en ella no hay cabida
aunque llegues silenciosa.
Aléjate de mi camino,
y sigue andando por el mundo,
cumpliendo así el destino
de todo ser moribundo.

Yo decía este poema como una oración que al mismo tiempo quería que fuera un mandato a ese ser encargado de cortar el cordón de plata que nos une a la vida terrenal.Si funcionó o no,no lo se,solo se que dos veces en mi vida pensé estar al borde de la muerte y lo recite.He vivido hasta ahora sin enfermedades graves que me hayan vuelto a poner al borde de experimentarla, Gracias a Dios tengo 58 años. Me hubiera gustado y servido de mucha ayuda psicológica el libro del Maestro Tibetano Djwhal Khul que con gran Sabiduría nos enseña lo que es la muerte física. Su traductora y escritora fue la Sra. Alice A. Bailey.

Para los que deseen tener esta valiosa y sabia informacion recomiendo este libro y los demás. No podré ponerles todo pero les adelanto algo y ustedes podrán terminarlo en la direccion de correo que les adjunto.



La Muerte: Una Gran Aventura

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

Resumen de una declaración hecha por el Tibetano
Publicada en agosto de 1934

Solamente diré que soy un discípulo tibetano de cier¬to grado; esto puede significar muy poco para ustedes, porque todos son discípulos, desde el aspirante más hu¬milde hasta más allá del Cristo Mismo. Tengo cuerpo físico lo mismo que todos los hombres; resido en los confines del Tíbet, y a veces (desde el punto de vista exotérico), cuando me lo permiten mis obligaciones, pre¬sido un grupo numeroso de Lamas tibetanos. A esto se debe la difusión de que soy un abad de ese Monasterio Lamásico. Aquellos que están asociados conmigo en el trabajo de la Jerarquía (todos los verdaderos discípulos están unidos en este trabajo), me conocen también con otro nombre y cargo. A.A.B. conoce dos de mis nom¬bres.



Soy un hermano que ha andado un poco más por el sendero y, por consiguiente, tengo más responsabilida¬des que el estudiante común. He luchado y he abierto un camino hacia la luz y logré mayor cantidad de luz que el aspirante común que leerá este artículo, por lo tanto, tengo que actuar como transmisor de luz, cueste lo que costare. No soy un hombre viejo con respecto a lo que la edad puede significar en un instructor, y tampoco soy joven e inexperto. Mi trabajo consiste en enseñar y difundir el conocimiento de la Sabiduría Eterna donde¬quiera que encuentre respuesta, y esto lo he estado haciendo durante muchos años. Trato también de ayudar a los Maestros M. y K. H. en todo momento, porque estoy relacionado con Ellos y Su trabajo. Lo expuesto hasta aquí encierra mucho, pero tampoco les digo nada que pueda inducirles a ofrecerme esa ciega obediencia y ton¬ta devoción que el aspirante emocional brinda al Gurú o Maestro, con el cual aún no está en condiciones de tomar contacto, ni puede lograrlo hasta tanto no haya transmutado la devoción emocional en desinteresado ser¬vicio a la humanidad, no al Maestro.



No espero que sean aceptados los libros que he escri¬to. Pueden o no ser exactos, correctos y útiles. El lector puede comprobar su verdad mediante la práctica y el ejercicio de la intuición. Ni A.A.B. ni yo, tenemos inte¬rés en que se los considere como que han sido inspira-dos, tampoco que se diga misteriosamente que son el trabajo de uno de los Maestros.



Si estos libros presentan la verdad de tal manera que pueda considerarse como la continuación de las ense¬ñanzas impartidas en el mundo, y si la instrucción su¬ministrada eleva la aspiración y la voluntad de servir desde el plano de las emociones al plano mental (el pla¬no donde se encuentran los maestros), entonces estos libros habrán cumplido con su propósito. Si la enseñan¬za impartida encuentra eco en la mente iluminada del trabajador mundial, y si despierta su intuición, entonces acéptense tales enseñanzas.



Si estas afirmaciones son comprobadas oportunamen¬te y consideradas como verdaderas bajo la prueba de la Ley de Correspondencia, muy bien, pero si esto no es así, no se acepte lo expuesto.


libros de referencia

por el Maestro Tibetano

(Djwhal Khul)

dictados a Alice A. Bailey


Libro
Ref.
Nro. Título Edición



1 Iniciación Humana y Solar 1986

2 Cartas sobre Meditación Ocultista 1977

3 Tratado sobre Fuego Cósmico 1983

4 Tratado sobre Magia Blanca 1985

5 El Discipulado en la Nueva Era -Tomo I 1969

6 El Discipulado en la Nueva Era -Tomo II 1970

7 Los Problemas de la Humanidad 1976

8 La Reaparición de Cristo 1979

9 El Destino de las Naciones 1980

10 Espejismo (Glamour): un Problema Mundial 1977

11 Telepatía y el Vehículo Etérico 1982

12 La Educación en la Nueva Era 1974

13 La Exteriorización de la Jerarquía 1968

Tratado sobre los Siete Rayos:

14 Tomo I: Psicología Esotérica I 1980

15 Tomo II: Psicología Esotérica II 1974

16 Tomo III: Astrología Esotérica 1982

17 Tomo IV: La Curación Esotérica 1978

18 Tomo V: Los Rayos y las Iniciaciones 1981



La Gran Invocación

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres,
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres,
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres.
El propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal

Que la Luz, el Amor y el Poder, restablezcan el Plan en la Tierra.


Esta Invocación no es propiedad de ningún individuo o grupo especial. Pertenece a la humanidad.

La belleza y la fuerza de esta Invocación reside en su sencillez y en que expresa ciertas verdades esenciales que todos los seres humanos aceptan innata y normalmente: la verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que vagamente damos el nombre de Dios; la verdad de que detrás de las apariencias externas, el Amor es el poder motivador del Universo; la verdad de que vino a la tierra una gran Individualidad llamada Cristo por los cristianos, que encarnó ese Amor para que pu¬diéramos comprenderlo; la verdad de que el Amor y la Inteligencia son consecuencia de la Voluntad de Dios, y finalmente de que el Plan Divino sólo puede desarrollar¬se a través de la humanidad misma.

Alice A. Bailey

“El reinado del temor a la muerte casi ha termi¬nado, y entraremos pronto en un periodo de conocimiento y seguridad, que socavará la base de todos nuestros temores. Respecto al temor a la muerte, poco puede hacerse, excepto elevar el tema a un nivel más científico y, -en este sen-tido científico- enseñar a las personas a morir. Existe una técnica de morir, así como existe una de vivir, pero se ha perdido en gran parte en Occidente y casi en Oriente, excepto en algunas agrupaciones de Oriente formadas por Conoce¬dores. Quizá consideremos esto más adelante, y la idea de encarar este tema puede permanecer en la mente de los estudiantes que lo leen, y pro-bablemente al estudiar, leer y pensar, quizás ob¬tengan material de interés para ser recopilado y publicado”.

Tratado sobre Magia Blanca
Alice A. Bailey



PROLOGO




I. Nuestro presente ciclo es el fin de la era; los pró¬ximos doscientos años verán la abolición de la muerte, tal como ahora comprendemos esa gran transición, y el establecimiento de la realidad de la existencia del alma. (14-97)

II. Nuestras ideas sobre la muerte han sido erróneas. Hemos considerado a la muerte como terrible final, pero en realidad es la gran evasión, la en¬trada en una más plena actividad, y la liberación de la vida desde el vehículo cristalizado y la for¬ma inadecuada. (19-48)

III. ¿Por qué no aceptan la Transición? Aprendan a glorificarse en la experiencia que otorga el don de la sabia edad avanzada, y estén a la expecta¬tiva de la Gran Aventura que los enfrenta. En sus momentos más elevados saben que esa Tran¬sición significa la realización, sin verse limitados por el plano físico. (6-594)

IV. La enfermedad y la muerte son condiciones esen¬cialmente inherentes a la sustancia, y así como el hombre se identifica con el aspecto forma, así también será condicionado por la Ley de Disolu¬ción. Esta ley, fundamental y natural, rige la vida de la forma en todos los reinos de la naturaleza. (17-368)

V. Existe una técnica de morir, así como existe una de vivir. . . (4-220)

VI. ... (Las personas) no relacionan la muerte con el sueño. Después de todo, la muerte es sólo un intervalo más extenso en la vida de acción en el plano físico; nos vamos “al exterior” por un periodo más largo. (4-359)

VII. . . . la muerte puede ser mejor considerada como la experiencia que nos libera de la ilusión de la forma... (22-246)

VIII. ... la muerte es sólo un intervalo en una vida de progresiva acumulación de experiencia.., indica una transición definida de un estado de conciencia a otro. (22-245)

IX. La muerte llega al individuo, en el sentido común del término, cuando desaparece del cuerpo físico la voluntad de vivir y es reemplazada por la voluntad de abstracción. A esto lo denominamos muerte. (18-144)

X. A medida que la humanidad va siendo consciente del alma.., la muerte será considerada como un proceso “por mandato”, llevado a cabo con plena conciencia y comprensión del propósito cíclico. (17-321)

XI. . . . El Trabajo de Restitución . . . El Arte de Elimi¬nación . . . Los Procesos de Integración ... Estos tres procesos constituyen la muerte. (17-292)

XII. La muerte es un acto de la intuición, transmitido por el alma a la personalidad y que luego, de acuerdo con la voluntad divina, lo lleva a cabo la voluntad individual. (16-444)

XIII. Entonces es emitida una Palabra. El descendente punto de luz asciende, respondiendo a la apenas perceptible nota de llamada, atraído a su fuente de donde emanó. A esto el hombre le llama muer¬te y el alma le llama vida. (17-345)

XIV. Resurrección es la nota clave de la naturaleza, pero no la muerte. La muerte es la antecámara de la Resurrección. (13-389)



PARTE I


Nuestro presente ciclo es el fin de la era; los próximos doscientos años verán la abolición de la muerte, tal como ahora comprendemos esa gran transición, y el establecimiento de la realidad de la existencia del alma. (14-97)


PARTE I


(1) El alma será conocida como un ente y como impulso motivador y centro espiritual que está detrás de las formas manifestadas. Dentro de pocas décadas serán corroboradas ciertas grandes creencias. El trabajo del Cristo y su principal misión hace dos mil años, fue demostrar las posibilidades y poderes divinos latentes en todo ser humano. La proclamación que hizo, de que todos somos hijos de Dios y tenemos un Padre Universal, será considerada, en el futuro, no como un enunciado hermoso, místico y simbólico, sino que será juzgado como un pronunciamiento científico. Nuestra hermandad universal y nuestra esencial inmortalidad serán demostradas y comprendidas como hechos reales de la naturaleza. (14-97)

(2) Se necesita valor para enfrentar la realidad de la muerte, y para formular en forma muy definida nuestras creencias sobre el tema... La muerte es el único hecho que podemos predecir con absoluta seguridad y, sin embargo, la mayoría de los seres humanos se rehusa a considerarlo, hasta que lo enfrenta de modo inminente y personal.

Las personas enfrentan la muerte de muy diversas maneras; algunas con un sentimiento de autocompasión, se hallan tan preocupadas por lo que dejan, por lo que termina para ellas, por el hecho de abandonar todo lo que acumularon en la vida, que el verdadero significado del futuro inevitable no les llama la atención. Otras la enfrentan con valor y encaran lo inevitable, miran la muerte con osadía, porque no pueden hacer nada más. Su orgullo los ayuda a salir al paso del acontecimiento. Aún otros rehusan considerar en absoluto esa posibili¬dad. Se autohipnotizan hasta llegar a un estado donde el pensamiento de la muerte es rechazado por la concien¬cia, que no lo considera posible, de modo que cuando llega, los toma de sorpresa; están inermes y lo único que pueden hacer es sencillamente morir. La actitud cris¬tiana, por lo general, es más precisa en su aceptación de la voluntad de Dios, adoptando la resolución de con¬siderar el acontecimiento como lo mejor que pudiera ocurrir, aun cuando no lo parezca desde el ángulo del medio ambiente y las circunstancias. La firme creencia en Dios y Su propósito predestinado para el individuo, lleva a pasar triunfalmente por los portales de la muer¬te, pero si se les dijera que ésta es simplemente otra forma del fatalismo del pensador oriental, y una creen¬cia fija en un destino inalterable, lo considerarían falso. Los que así piensan se escudan tras el nombre de Dios.

Sin embargo, la muerte puede ser más que todas esas cosas y enfrentada de distintas maneras. Puede tener cabida definida en la vida y en el pensamiento, y pode¬mos prepararnos para ella como algo inevitable, pero simplemente es el Originador de cambios. De este modo haremos del proceso de la muerte una parte planeada de todo nuestro propósito de vida. Podemos vivir tenien¬do conciencia de la inmortalidad, lo que agregará colo¬rido y belleza a nuestra vida; podemos fomentar la con¬ciencia de nuestra futura transición y vivir con la espe-ranza de su prodigio. La muerte así encarada, conside¬rada como un preludio para una ulterior experiencia viviente, cobra un significado distinto. Se transforma en experiencia mística, una forma de iniciación, que alcanza el punto culminante en la crucifixión. Todas las anterio¬res renunciaciones menores nos preparan para la gran renunciación; todas las anteriores muertes sólo son el preludio del estupendo episodio de morir. La muerte nos trae la liberación temporaria de la naturaleza corporal, de la existencia en el plano físico y de la experiencia visible, que quizás con el tiempo será permanente. Cons¬tituirá la liberación de toda limitación, y aunque crea¬mos (como lo hacen millones de seres) que la muerte es sólo un intervalo en una vida de progresiva acumula¬ción de experiencia, o el fin de toda experiencia (como sostienen otros tantos millones), no puede negarse el hecho de que la muerte indica una transición definida de un estado de conciencia a otro. (22-243/5)

(3) Los estudiantes de religión estudiarán la manifes¬tación de lo que llamamos “aspecto vida”, así como el científico estudia el llamado aspecto “materia”; ambos llegarán a comprender la estrecha relación que existe entre estos dos aspectos, con lo cual se llenará el anti¬guo vacío y cesará temporariamente la lucha entre la ciencia y la religión. Se pondrán en práctica métodos precisos para demostrar que la vida persiste después de la muerte del cuerpo físico, y la trama etérica será reconocida como factor operante. (3-360)

(4) El primer paso para sustanciar la realidad de la existencia del alma es establecer la supervivencia, aun¬que esto no probará necesariamente la inmortalidad. Sin embargo, puede considerarse como un paso dado en la correcta dirección. Se está comprobando constante¬mente que algo sobrevive al proceso de la muerte y persiste después de la desintegración del cuerpo físico. Si esto no es verdad, entonces somos víctimas de una alu¬cinación colectiva, y engañan y mienten y están enfer¬mos y pervertidos los cerebros y las mentes de miles de personas. Tal gigantesca locura colectiva es más di¬fícil de creer que la alternativa de una expansión de conciencia. Sin embargo, el desarrollo que sigue la línea síquica no probará la existencia del alma. Sólo sirve para destruir la posición materialista. (14-99)

(5) El problema de la muerte, es innecesario decirlo, se funda en el amor a la vida, el instinto más arraigado de la naturaleza humana. La ciencia reconoce que nada se pierde de acuerdo a la ley divina; la eterna supervi¬vencia, de un modo u otro, es considerada universalmen¬te como una verdad. De todo el cúmulo de teorías se han extraído y propuesto tres soluciones principales, muy conocidas por las personas reflexivas, y son:

1. La solución estrictamente materialista afirma que la experiencia y la expresión de la vida consciente con¬tinúan mientras la forma física tangible existe y per¬siste, pero también enseña que después de la muerte y la consiguiente desintegración del cuerpo, ya no existe una persona consciente, activa y autoidentifi¬cada. El sentido del Yo, la percepción de la persona-lidad, en contraposición con las otras personalidades, se desvanece al desaparecer la forma; creen que la personalidad sólo es la suma total de la conciencia de las células del cuerpo. Esta teoría relega al hom¬bre al mismo estado de cualquiera de las formas de los otros tres reinos de la naturaleza; está basada en la insensibilidad del ser humano común hacia la vida, fuera de un vehículo tangible; ignora toda evidencia contraría y explica que como no podemos ver (visualmente) y comprobar (tangiblemente) la persistencia del Yo o la inmortal entidad después de la muerte, ella no existe. Muchos ya no sostienen esta teoría como en años anteriores, particularmente durante la materialista Era Victoriana.

2. La teoría de la inmortalidad condicional. Esta teoría es sostenida aún por ciertas escuelas fundamentalis¬tas de pensamiento, teológicamente estrechas, y tam¬bién unos cuantos intelectuales principalmente de tendencia egotista. Afirma que sólo quienes obtienen una etapa particular de percepción espiritual o acep¬tan un conjunto peculiar de pronunciamientos teoló-gicos pueden recibir el don de la inmortalidad personal. Los altamente intelectuales también arguyen que a quienes poseen una mente desarrollada y cul¬tivada, don culminante para la humanidad, análoga¬mente se les otorga la eterna supervivencia. Una escuela rechaza a aquellos que consideran espiritual¬mente recalcitrantes o negativos a la imposición de su verdad teológica particular, lo cual los condena a un total aniquilamiento como en la solución materia¬lista, o a un eterno castigo, que al mismo tiempo abo¬ga por una especie de inmortalidad. Debido a la inna¬ta bondad del corazón humano, muy pocos son venga¬tivos o suficientemente irreflexivos para considerar aceptable esta presentación; por supuesto, entre ellos, debemos clasificar las personas irreflexivas que eva¬den la responsabilidad mental, aceptando ciegamente los pronunciamientos teológicos. La interpretación cristiana, dada por las escuelas ortodoxas y funda¬mentalistas, prueba ser falsa cuando es sometida a un claro razonamiento; entre los argumentos que nie¬gan su veracidad reside el hecho de que el cristianis¬mo proclama un largo futuro pero ningún pasado; siendo asimismo un futuro que depende totalmente de las acciones del actual episodio de vida y de nin¬guna manera explica las distinciones y diferencias que caracterizan a la humanidad. Esto sólo tiene asidero en la teoría de una Deidad antropomórfica, cuya vo¬luntad -en su actuación práctica- sólo presenta aquello que no tiene pasado sino únicamente futuro; reconocen ampliamente la injusticia de esto, pero dicen que la inescrutable voluntad de Dios no debe ser puesta en duda. Millones de personas sostienen esta creencia, pero no tan fuertemente como lo hacían cien años atrás.

3. La teoría de la reencarnación, tan familiar para to¬dos mis lectores, está llegando a ser crecientemen¬te popular en Occidente; siempre fue aceptada en Oriente (aunque con muchas adiciones e interpre¬taciones tontas). Dicha enseñanza ha sido tan dis¬torsionada como las enseñanzas de Cristo, Buda o Shri Krishna, por sus teólogos de mente estrecha y limitada. Los básicos fundamentos de un origen espiritual, de un descenso a la materia, de un as¬censo por medio de las constantes encarnaciones en la forma, hasta que esas formas sean expresiones perfectas de la conciencia espiritual que mora inter¬namente, y de una serie de iniciaciones, al finalizar el ciclo de encarnación, están siendo más rápidamente aceptados y reconocidos como nunca lo fue¬ron.

Tales son las principales soluciones a los problemas de la inmortalidad y de la supervivencia del alma hu¬mana; que aspiran responder a la eterna pregunta del corazón humano respecto a cuándo, por qué, dónde y adónde. (17-296/8)

(6) Dentro de los próximos años la realidad de la supervivencia y de la eternidad de la existencia, habrán dejado de ser una incógnita para convertirse en una convicción. No quedarán dudas de que el hombre al abandonar el cuerpo físico continúe siendo una entidad viviente y consciente. Se sabrá que continúa su existen¬cia en un mundo más allá del físico y que vive, está despierto y es consciente. Esto se comprobará de diver¬sas maneras, por:

a. El desarrollo de un poder dentro del ojo físico del ser humano que.., revelará el cuerpo etérico... y se verá que los hombres ocupan ese cuerpo.

b. El creciente número de personas que tienen el po¬der de emplear... “el tercer ojo”..., que ha des¬pertado nuevamente, demostrará la inmortalidad... porque verá fácilmente al hombre que ha abandonado sus cuerpos etérico y físico.

c. Un descubrimiento, en el campo de la fotografía, comprobará la supervivencia.

d. Por medio de la radio, con el tiempo se establecerá comunicación con aquellos que han pasado al más allá, y esto se convertirá en una verdadera ciencia.

e. El hombre será sensibilizado a tal grado de per¬cepción y contacto, que le permitirá ver a través de las cosas y revelará la naturaleza de la cuarta dimensión, y fusionará en un nuevo mundo los mundos subjetivo y objetivo. La muerte ya no ins¬pirará terror y desaparecerá el temor particular que provoca. (17-304/5)

(7) Resultará evidente que cuando la humanidad lo¬gre esta perspectiva sobre la muerte y el arte de morir, toda la actitud de la raza humana sufrirá un benéfico cambio. Esto irá a la par, a medida que el tiempo trans¬curre, de una sensibilidad humana en los niveles tele¬páticos; los hombres serán cada vez más inteligentes y la humanidad se enfocará acrecentadamente en los niveles mentales. Esta sensibilidad telepática será un fenómeno común y corriente, siendo el espiritismo ac¬tual una garantía de ello, aunque la seria distorsión exis¬tente se basa en gran parte en los ansiosos deseos de la humanidad, pero contiene muy poca telepatía verda¬dera. Actualmente la telepatía que existe entre el mé¬dium (esté o no en trance) y el pariente o amigo desaparecido, no existe entre aquel que ha experimentado la liberación de la muerte y el que todavía se halla en la forma. Esto debe tenerse siempre presente. Mientras tanto, donde la mente no es normalmente telepática, puede haber (aunque muy raras veces) la interposición de una mediumnidad, basada en la clarividencia y clariaudiencia, pero no en el trance. Aún así esto precisará establecer un contacto totalmente astral por medio de un tercero, y estará basado en el espejismo y el error. No obstante será un paso adelante para las actuales se¬siones mediumnímicas, que simplemente ignoran al muerto, respondiendo solamente al interesado lo que el médium lee en su aura. Los recuerdos de la apariencia personal, las reminiscencias significativas acumuladas en la conciencia del que pregunta, y la vana ilusión de pedir consejos, pues cree que porque ha fallecido es más inteligente que antes. Cuando el médium a veces logra establecer una verdadera comunicación, se debe a que el solicitante y la persona fallecida son tipos men¬tales, por lo tanto se establece una verdadera sensibili¬dad telepática entre ellos, la cual es captada por el mé¬dium.

La raza va progresando, desarrollándose y haciéndose cada vez más mental. La relación entre los muertos y los vivos debe y deberá existir en los niveles mentales, antes de los procesos de integración; la verdadera in¬terrupción de la comunicación se producirá cuando el alma humana esté reabsorbida en la superalma, antes de volver a encarnar. La realidad de que se establece comunicación hasta ese momento, destruirá completa¬mente el temor a la muerte. En el caso de los discípulos que trabajará en el Ashrama de un Maestro, este proceso de integración no constituirá siquiera una barrera. (17-293)

(8) Veremos así emerger gradualmente en el mundo un gran grupo de síquicos entrenados cuyos poderes son comprendidos, actuando en el plano astral con tan¬ta inteligencia como cuando lo hacen en el plano físico, y preparándose para expresar los poderes síquicos su-periores, percepción y telepatía espirituales. Estas per¬sonas constituirán oportunamente un grupo de almas vinculadoras, mediando entre los que no pueden ver ni oír en el plano astral, por ser prisioneros del cuerpo físico, y los que son igualmente prisioneros del plano as¬tral, por carecer del mecanismo físico de respuesta.

Por lo tanto, la gran necesidad no es de que cesemos de consultar y entrenar a nuestros psíquicos y médium, sino de que los entrenemos correctamente y los prote¬jamos inteligentemente, vinculando así, por su interme¬dio, los dos mundos, el físico y el astral. (13-18/9)

(9) A medida que pasa el tiempo y antes de finalizar el próximo siglo, se comprobará que la muerte no existe tal como se la comprende ahora. La continuidad de con¬ciencia será tan ampliamente desarrollada y tantos hom¬bres de tipo elevado actuarán simultáneamente en ambos mundos, que el antiguo temor desaparecerá y el in¬tercambio entre el plano astral y el físico estará firme¬mente establecido y científicamente controlado, llegan¬do a su fin, felizmente, la actuación de los médium de trance. (4-219)


(10) Quisiera señalar además, que la mediumnidad de trance, tal como se la llama, debe ser inevitablemente re¬emplazada por esa mediumnidad del hombre o la mujer clarividente o clariaudiente en el plano astral y que, por lo tanto, en plena conciencia vigílica y con el cerebro físico alerta y activo, puede ofrecerse como intermedia¬rio entre los hombres que poseen cuerpos en el plano físico (y, por lo tanto, son ciegos y sordos en niveles sutiles) y quienes han descartado sus cuerpos, y están impedidos de toda comunicación física. Este tipo de sí¬quico puede comunicarse con ambos grupos, y su valor y utilidad como médium está más allá de todo cálculo cuando tiene una mente centrada o altruista, pura y dedicada al servicio. Pero en el entrenamiento al que se sometan deberán evitar los actuales métodos negativos y, en vez de “tratar de desarrollar la mediumnidad” en un silencio vacuo y expectante, deben esforzarse por actuar positivamente como almas, y permanecer cons¬ciente e inteligentemente en posesión del mecanismo inferior de sus cuerpos; además deben saber qué centro de ese cuerpo emplean mientras trabajan síquicamente, y aprender a observar, como almas, el mundo de ilusión en el cual emprenden el trabajo; desde su posición ele¬vada y pura deben ver con nitidez, oír con claridad e in¬formar con exactitud, y de este modo servir a su era y generación, haciendo del plano astral un lugar bien conocido de actividad familiar y acostumbrando al gé¬nero humano a llevar una existencia donde sus seme¬jantes experimenten, vivan y sigan el sendero. (13.16/7)

(11) En la venidera era acuariana la humanidad esta¬blecerá una cultura sensible a los valores espirituales más sutiles y superiores, más una civilización libre de espe¬jismo y de gran parte de la ilusión que hoy cobra a los pueblos arios, y traerá una vida racial que será incorpo-rada por esas formas que eliminarán la brecha que existe en la actualidad, libre de lo que ahora conocemos como enfermedad del peor tipo, aunque prevalecerán, lógicamente, la muerte y ciertos tipos de desintegración cor¬poral que pueden conducir eventualmente a la muerte. El vencimiento de la muerte no se produce por la elimi¬nación de los males corporales, sino estableciendo esa continuidad de conciencia que conduce del plano físico de la vida, a la existencia subjetiva interna. Grupos como el tercero pueden ser los custodios de este estado del ser, siendo su problema, por lo tanto, desarrollar esa continuidad de conciencia que abrirá las “puertas a la vida y disipará el temor a lo cono¬cido que desaparece”. (13.42/3)

Este archivo fue descargado desde:


http://www.tibetano.narod.ru/

www.tibetano.miarroba.com

kazinsky206@hotmail.com

kazinsky@yandex.ru
2004


UN ABRAZO EN LA LUZ CON MUCHAS BENDICIONES A TODOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario